Lo maravilloso de la música es poder compartirla, hacer partícipes a otros de nuestros logros por pequeños que sean y disfrutar juntos de la belleza de esta actividad artística.
Sólo por este principio ya estamos dando la importancia correspondiente al mundo de las audiciones pero hay muchas más razones para ello:
Las audiciones son metas. Los entrenamientos duros para participar en un maratón no se verían recompensados si no tuviéramos una meta a la que llegar...esa meta que marca un final de etapa y de la que podemos establecer nuestros tiempos récord, nuestros puntos débiles según el trayecto y los avances a lo largo de las diversas carreras que hacemos; en el ámbito musical ocurre lo mismo, necesitamos una meta a la que llegar para demostrar lo que ya sabemos, aprender cuáles son nuestros puntos débiles y ser objetivos con nuestros avances. Si no tuviéramos las audiciones, seguramente nuestros entrenamientos musicales se verían mermados al no ver una meta clara y que implica cierta tensión positiva de demostración y superación.
De esto también se deduce que las audiciones son otra forma de aprendizaje. Tocar en distintos ámbitos, para personas diferentes cada vez y en situaciones diversas nos da otros puntos de aprendizaje que van más allá del aula de siempre. Estos “pequeños obstáculos” que genera una audición revelará una información sobre nosotros y sobre nuestros conocimientos de las piezas a interpretar que no se obtienen en la situación cómoda de la clase cotidiana.
Las audiciones también desarrollan nuestra capacidad de concentración. Uniendo con el punto anterior, claro está que la concentración no es igual estando sólo que en circustancias ajenas a nuestro control. Hacer audiciones frecuentemente fortalece el cerebro enseñándolo a estar pendiente de lo que ha de hacer y no de lo que sucede alrededor. Esto es lo que se considera una tensión positiva.
Las audiciones mejoran la autoestima y la confianza en nosotros mismos. Cuántas más audiciones se hacen menos nervios se crean, más seguros nos sentimos tocando delate de la gente y al final de las muestras musicales, aumenta la confianza... “Si he podido una vez, puedo hacerlo más veces” y aumenta la sensación de placer... “Que la gente reconozca en un aplauso el esfuerzo realizado nos hace sentir mejor y nos hace valorar nuestro estudio y dedicación”.
Por esto y por mucho más, es importantísimo realizar audiciones y conciertos. No tiene que ser un lastre sino tomarlo como el hecho beneficioso que es, como un punto más de nuestro camino musical y como un acto de compartir y disfrutar de lo que hacemos.
Tocar con asiduidad delante de amigos y familia es una buena forma de empezar a entrenarse y de aprender a pasárselo bien haciendo una audición.
María Costumero